lunes, 1 de mayo de 1995

HISTORIOGRAFIA RECIENTE SOBRE CARLISMO (1985-1995)

HISTORIOGRAFIA RECIENTE SOBRE CARLISMO (1985-1995)

El carlismo, el movimiento político contrarrevolucionario que mayor desarrollo alcan­zó de entre toda una serie de fenó­me­nos europeos simi­lares y coetáneos, levanta todavía pasio­nes y hace correr ríos de tinta. Así ocurre al menos entre los historiadores que, en algún momento de su carrera, se han acercado a estudiar­lo.

Desde que Jaime del Burgo Torres escribiera su conocida y monu­mental obra Bibliografía del siglo XIX, guerras carlistas y luchas políticas, cuya última revisión vió la luz en 1975, el car­lis­mo empezó a ser objeto de una importante cantidad de estudios y publicaciones de tipo histó­rico. Duran­te algunos años, al hilo de la revolución ideológi­ca liderada por Carlos Hugo de Borbón-Parma, se abrió camino una tendencia historio­gráfica marxista que "explicaba" el fenómeno car­lista como una especie de proto-socialismo español. En esa línea se inscri­ben las publicaciones de José Carlos Clemente, F.García Villa­rrubia, X.C.Barreiro o Jordi Canal.

Pero es desde mediados de los años ochenta, especial­mente a partir del nacimiento de la ya veterana Revista de Historia Con­temporá­nea APORTES, cuando tiene lugar un verdadero "redes­cubrimien­to" del car­lis­mo histó­rico.

En efecto, esta revista cuatrimestral, fundada y dirigida durante años por el profesor de la Universidad de Zaragoza Francisco Asín, a quien ha sucedido recientemente en el cargo el joven doctor y espe­cialista Alfon­so Bullón de Mendoza, ha actuado de catali­zador de nume­rosas investigaciones.

En el número 17 de APORTES, Margarita Vives Agurru­za recopilaba nada menos que 131 referencias de artículos publi­cados en revistas de histo­ria españolas entre los años 1981 y 1991. Esto nos da una idea del volumen de lo publicado sobre historia del carlismo, y más cuando debemos añadir a esa cifra los artícu­los que han visto la luz en los últimos cuatro años.

Por su parte, el conocido historiador Stanley G. Payne, en una confe­ren­cia pronun­ciada en Madrid en 1988, citaba como básicas para entender el primer carlismo dos obras de 1986 y 1984 respecti­vamente: Carlismo y sociedad de los ya nombra­dos Asín y Bullón, y The basque phase of Spain's first car­list war, de John Cover­dale (Univer­sidad de Prince­ton). La verdad es que nuestros conocimientos sobre la primera Guerra Carlista han avanzado enormemente en los últimos diez años gracias a profundos estudios regionales de historiadores como Josep Mª Mundet i Gifre o Manuel Lladonosa i Vall-Llebre­ra para Catalu­ña; Rosa María Lázaro o Renato Ba­rahona para Vas­congadas; Angel Ramón del Río Aldaz o Juan Pan-Montojo para Navarra; Francisco Asín para Aragón; M.A.Sánchez Gómez para Cantabria y también, por supuesto, gracias a los trabajos del mismo Alfon­so Bullón, entre ellos su extensa y práctica­mente definitiva obra La primera guerra carlista.

Otros aspectos y períodos de la historia del carlismo han sido también abordados por Julio Montero Díaz, doctor por la Uni­versidad de Navarra, en su tesis felizmente publicada y titu­lada El Estado Car­lista. Principios teóri­cos y práctica política (1872-1876)"; y por Manuel de Santa Cruz, que con sus Apuntes y docu­mentos para la historia del tradicionalis­mo español (32 Volúmenes que abarcan desde 1939 hasta 1966) ha puesto las bases para próximos estudios de historia reciente del carlismo que ya están en preparación.

Sobre pensamiento carlista destacamos el reciente y magnífico libro de la Dra. de la Universidad de Dallas, Ale­xandra Wilhelmsen, La formación del pensamiento político del carlismo (1810-1875), de consulta obligada a partir de ahora, y algunas tesis doctorales como la del joven mejicano Rodrigo de Val Martín sobre la filoso­fía política de Juan Vázquez de Mella o la de Margarita Santos sobre el tradiciona­lismo de Valle-Inclán.

En cuanto a la participación del carlismo en la Guerra de 1936-1939, el cincuenta aniversario de la misma animó sin duda la publicación de libros entre los que destacan los dos volú­menes de Julio Arós­tegui sobre las milicias de requetés, las diversas publicaciones de Rafael Casas de la Vega, y algunas imprescin­dibles biogra­fías individuales como la del requeté italiano Alfredo Ron­cuzzi o la de Javier Nagore Yárnoz. Como biografías colecti­vas po­dríamos citar la publica­ción de Salva­dor Nonell sobre el laureado tercio de requetés de Nuestra Señora de Montserrat o la historia del tercio riojano de Valvanera, de Manuel Bello­sillo.

Además, sobre historia del carlismo en general, se han publicado en los últimos años otros interesantes libros como el Cancionero histórico carlista de Bonifacio Gil; el libro de Jose Luis Vila-San Juan editado el pasado año por Planeta Los Reyes carlistas. Los otros borbones; la publicación que bajo el título genérico de Las guerras car­listas recoge las inter­venciones del Curso de Verano de El Esco­rial dirigido por Alfonso Bullón en 1992... Y qué mejor que cerrar este elenco historiográfico citando el último libro de Jaime del Burgo Torres: Carlos VII y su tiempo, leyenda y realidad presenta­do recientemente.

Todo este esfuerzo historiográfico y editorial no hubiera sido posible sin el apoyo y el empeño de varias entidades. Ya hemos desta­cado el papel de APORTES como elemento dinamizador de estos estu­dios, pero al hablar de APORTES hay que hablar también de la Edito­rial ACTAS y, trabajando en estrecha cola­boración con ésta, de la Fundación Luis Hernando de Larra­mendi que, nacida en 1988 viene otorgando un prestigioso premio anual de histo­ria del carlismo que ya va por su quinta convo­catoria.

Algunas instituciones públicas que están apoyando esta renovación de estudios sobre el carlismo son el Gobierno de Navarra, la Fundación Sancho el Sabio de Vito­ria, la Diputa­ción de Guipúzcoa y el Museo Zuma­lacárregui depen­diente de ésta. También está siendo fundamental en este sentido el res­paldo de diversas uni­versi­dades españolas, entre las que sobresalen la Universi­dad de Navarra, y la Universidad Complu­tense, que ha dedi­cado al tema dos Cursos de Verano en El Escorial (años 1992 y 1993); al igual que la Universidad americana de Madison-Wisconsin, organizadora en mayo de 1994 de un curso dirigido por Stanley G. Payne.

Por último, no podíamos dejar de citar la aportación de otros organismos como la Sociedad de Estudios Históri­cos de Navarra, entidad orga­nizadora de los Congresos Genera­les de Historia de Navarra; las Publicaciones de la Abadía de Montse­rrat y otras funda­ciones catalanas que tratan de promover estudios y museos sobre carlismo; o la recien nacida Fundación de Amigos de la Historia del Carlismo.

En definitiva, 162 años después, el carlismo sigue lla­mando la atención de los historiadores y es que, como dice Payne, representa algo más que "la gran causa perdida" del siglo XIX. Todavía está sin responder definitiva­mente el inte­rrogante: "¿cuánto ha influído el Carlismo de un modo efectivo en la España contemporánea?".

F. Javier Garisoain Otero
Mayo de 1995

ARTICULO INEDITO