La teoría del sistema político
vigente -también conocido como "democracia de partidos"-
dice que estas benéficas instituciones son como los pulmones de la
democracia. Así, cuando a uno, pongamos por caso, le da una rabieta
contra un vice-ministro lo mejor que puede hacer es esperar a las
próximas elecciones para golpearle con la papeleta de otro partido
en todas sus políticas narices. Verdaderamente hay que ser un
poquillo rencoroso para votar así, a sangre fría, recordando la
jugarreta que nos hicieron, a lo mejor sin querer, hace tres o cuatro
años.
¿Existe alguna alternativa para
participar en la vida política que no sea la partidaria y electoral?
Lamento decir que no gran cosa.
Escribir una "carta al director"
es un desahogo, sin duda, pero harían falta mil cartas para cambiar
una sola línea del BOE. Salir a la calle en manifestación es un
derecho constitucional muy digno, si señor, pero da corte. Recurrir
al Defensor del Pueblo es como escribir a los Reyes Magos: hay que
creer. Así que no nos quedan mas que los partidos.
En el registro oficial existen varios
centenares, a cual más variopinto. Y sin embargo el 80 por ciento de
los españoles se empeña en apostar casi siempre por los dos más
grandes con lo cual no sabe la cantidad de matices interesantes que
pierde y hace perder. Así es como hemos llegado no a "una
democracia de partidos" sino a una "bipartidista".
Actualmente soy secretario general de
un partido político que no es ni la Cocacola ni la Pepsi. Cuando la
gente me ve llegar a los sitios sin coche oficial siente un poco de
lástima. Pero yo ya lo tengo asumido. Es lo que tiene estar afiliado
a un partido en España. Cuando te has hecho con el carnet del equipo
ganador todo son ventajas y se te abren todas las puertas. Pero como
se te ocurra ser miembro de un partido más bien modesto, con
ideales, y sin capacidad decisoria sobre la subvención... date por
ninguneado. Tu currículum científico y laboral quedará marcado con
un borrón indeleble y sospechoso. Hasta en las mejores familias te
verán como una especie de apestado de lepra política. Como si el
mero hecho de participar de la única manera que te deja el sistema
fuera el mejor sistema de quedar al margen del sistema.
Es evidente que algo está fallando. Y
la verdad, a estas alturas me da muchísima pereza tratar de hacerme
un hueco en el PP o en el PSOE para cambiarlos desde dentro. Otro día
les contaré cómo se hace eso.
F. Javier Garisoain Otero
Licenciado en Historia y político
PUBLICADO EN COPE.ES