Mostrando entradas con la etiqueta principios no negociables. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta principios no negociables. Mostrar todas las entradas

viernes, 19 de diciembre de 2008

El club de los “principios no negociables”


Una de las cosas que mejor hacen los Papas es sintetizar la doctrina de forma que los dos o tres árboles de papel que otros gastaríamos para explicar las cosas importantes se reducen a una pildorilla cuando es el Pontífice quien enseña. ¿Quién no se acuerda de las escuetas expresiones popularizadas por Juan Pablo II el Grande: “No tengáis miedo”; “Abrid las puertas a Cristo”; “La Civilización del Amor”; o “Nada justifica la muerte de un inocente”?


De Benedicto XVI resuena todavía eso de “Dios no quita nada, lo da todo”; o aquel incontestable “Dios ama al embrión”. En cuanto a su feliz síntesis de los “principios no negociables” tengo la impresión de que está llamada a resonar en la conciencia de los políticos católicos durante mucho tiempo porque en tres palabras lo dice casi todo: que hay principios, que hay límites, que es lícito negociar (hasta el límite), que sabemos cuáles son los principios, y que acabaremos muy mal si no los respetamos.

Este concepto de los “principios no negociables” salió a la luz, como una perla, dentro de la Exhortación Apostólica Postsinodal “Sacramentum Caritatis” y abarca cuatro valores que Benedicto XVI enuncia así: “… el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural; la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer; la libertad de educación de los hijos y la promoción del bien común en todas sus formas.”

La simple lectura de estos cuatro deseos tan elementales, tan básicos, es el mejor indicador para ver lo bajo que hemos caído. En apenas una línea se nos enseña cuál es el mínimo común sin el cual será imposible construir nada sólido.

Aunque haya surgido en un contexto pastoral no es una frase propiamente religiosa sino rabiosamente política. Porque por un lado es una denuncia contra las ideologías que pretenden engordar las estructuras políticas controlando la vida y suplantando a la familia. Y porque por otra parte ¿quiénes serán esos llamados a “negociar” o a “no negociar” sino los políticos? Desde que fuera escrita, en febrero de 2007, todos los grupos políticos del mundo se han retratado a uno u otro lado del trazo que ha marcado el Papa. Los que están dispuestos a negociar sin condiciones ya sabemos quiénes son. Los demás deberíamos formar el “club de los no negociables” y dedicar nuestros esfuerzos a construir desde ahí. Y a trabajar para recoger muchos votos y para que esos votos sean “útiles” de verdad. Otro día les contaré cómo funciona eso del “voto útil”.

F. Javier Garisoain Otero

Licenciado en Historia y político
PUBLICADO EN COPE.ES