sábado, 10 de enero de 2009

El trabajo en equipo de los católicos con vocación política


Hay que participar. No seré yo el aguafiestas que vaya a desaconsejar la participación política a cualquier católico que haya conseguido meter el pie o la cabeza en el circo electoral. Pero permítanme que les recomiende simplemente un poco más de trabajo en equipo.

No hay nada malo en ser un mártir individual, un llanero solitario. Pero es muy distinto haberse quedado solo porque todos te han abandonado, como le sucedió en sus avatares políticos a nuestro patrón Santo Tomás Moro, que hacer de sheriff en “Solo ante el peligro” por una pura cabezonería ideológica, insistiendo en esa herejía del liberalismo que afirma que la voluntad del puro individuo es más importante que la Verdad. Y ya no digamos si lo que pasa es que te quieren solo, como se deja a la lombriz en el anzuelo, simplemente para que hagas de pescador de votos católicos en las elecciones europeas, por ejemplo. ¡Eso sería el colmo!

Los católicos hemos de participar en política, sí, pero ¿por qué no hacerlo un poquito organizados? No crean que me estoy refiriendo exclusivamente a la cuestión de si es deseable que existan partidos de ideario católico. Además de esta opción, -que sería sin duda la más sencilla- existen en teoría otras posibilidades como alentar corrientes intrapartidarias, grupos de trabajo, o incluso de equipos interpartidarios o interparlamentarios integrados por católicos. Todo menos vivir acogotados por la disciplina de un comité que ni siquiera te permita ser coherente con tu fe.

En la enseñanza católica ocurre tres cuartos de lo mismo y ahí no nos liamos tanto. ¿Quién se atreve a cuestionar que existan colegios de ideario católico por mas que algunos de ellos hayan dado lugar a malos ejemplos o incluso a escándalos?. Nadie niega que puede hacer mucho bien un educador católico, solo, desde la jaula de grillos de un colegio estatal y progre pero ¿no lo tendrá más fácil y mejor si dispone de un equipo afín? ¿no tendrá más posibilidades de éxito y menos de depresión si concentra sus energías en educar a los chavales y no en reñir con la dirección del centro?

Pues lo mismo en la política. Otro día les contaré cómo esto de pertenecer a un grupo coherente, católico por ejemplo, es la mejor forma de poder establecer alianzas con otros.

F. Javier Garisoain Otero

Licenciado en Historia y político
PUBLICADO EN COPE.ES